Este año 2020 ha comenzado con grandes desafíos profesionales para el Trabajo Social Clínico en el país, y en el marco de estas proyecciones, los fundadores del Instituto Chileno de Trabajo Social Clínico, MSW. E. Paola Grandón Zerega y Mg. Diego Reyes Barría, sostuvieron el día 30 de enero del presente año, una reunión con algunos miembros del equipo de diseño y evaluación de la oferta de protección en el departamento de protección de derechos, perteneciente a la Dirección Nacional del Servicio Nacional de Menores (SENAME). Esta reunión consistió principalmente en un intercambio técnico relacionado con el Trabajo Social Clínico y los posibles diálogos acerca de su práctica en el contexto nacional, concretamente en los programas (PRM, PPF, PAS, PEE, PEC, FAE, DAM y otros a fines).

Algunos temas centrales fueron: Los aportes del trabajador social clínico en el ámbito reparatorio con niños, niñas, adolescentes y sus familias. Los elementos teóricos- metodológicos respecto al ámbito clínico en Trabajo Social y sus especificidades, incluyendo la evaluación integral, la intervención y la supervisión clínica. La realidad mundial del Trabajo Social Clínico en diversos países (principalmente Estados Unidos y Canadá) en el ámbito de la protección infantil y en la intervención familiar en contextos de vulneración de derechos. Enfoques transversales del Trabajo Social Clínico (práctica informada por el trauma, práctica anti-opresiva, enfoque de género y feminista, práctica basada en fortalezas, intervención sistémica contemporánea con familias multi-estresadas, prácticas narrativas y práctica de empoderamiento).
Sin duda que este intercambio técnico proporcionó la necesidad de visualizar una práctica altamente cualificada en el Trabajo Social, la cual pueda dar respuestas atingentes a la infancia vulnerada y al trabajo familiar, como también a los aspectos colectivos que ante un sufrimiento humano que cada vez más se va expresando en la salud mental de la población víctima de vulneración, lo que conlleva a proponer alternativas coherentes y específicamente a la polivictimización que experimenta un número significativo de niños, niñas y adolescentes. Uno de los elementos comunes y que se compartió de forma conjunta es la prioridad de avanzar hacia prácticas integradoras que puedan contribuir al bienestar global de las personas que participan en estos programas.
Como Instituto consideramos que el Trabajo Social Clínico debe ser considerado seriamente dentro de las bases o lineamientos técnicos de forma explícita, debido principalmente a que una gran cantidad de colegas día a día desarrollan intervenciones terapéuticas con las diversas personas con las cuales trabajan, lo que implica un reconocimiento a su propio trabajo y una exigencia para desarrollar prácticas debidamente formadas en procesos avanzados de entrenamiento profesional.
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